jueves, 3 de abril de 2008

El Parlamento de Andalucía

Hoy, dentro de unas horas, se va a constituir el Pleno de la VIII Legislatura del Parlamento de Andalucía. 109 hombres y mujeres (cada vez más igualados en número y responsabilidades) van a jurar o prometer su cargo de Diputados y Diputadas. Es un acto lleno de simbolismo, y que en una democracia es una pieza fundamental. Si Montesquieu consagro la división de los tres poderes que se controlan y compensan, no cabe duda de que, en caso de haber preeminencia, ésta recae sobre el Legislativo, pues representa a la soberanía popular, base del sistema. Y de hecho, le corresponde la elección, control y remoción, si fuera necesario, del Ejecutivo.

He tenido el orgullo de pertenecer a la VII Legislatura. Pocas cosas pueden representar más para quien tiene, desde siempre y hasta siempre, vocación política. Y quien entiende, además, que la Política, con mayúscula, es tratar de resolver los problemas de los ciudadanos, es decir, el viejo aforismo de el máximo bienestar para el máximo de personas por el máximo de tiempo.

Precisamente hoy, a la fecha de constitución, ceso en mi condición de Diputado, pues he pertenecido a la Diputación Permanente, órgano que permanece en vigor desde la disolución de una etapa hasta la constitución de la siguiente.

La experiencia, en lo bueno y en lo malo, es impresionante y deja huella. He tenido el honor de intervenir, de defender y de proponer temas variados, unos más trascendentes y otros menos.
He gozado del privilegio de ser Ponente de varias Leyes, máxima expresión del Poder Legislativo. He tenido que negociar, transaccionar enmiendas, contactar con grupos sociales y también de presión, estudiar temas que desconocía e inventarme otros.

Lamento profundamente no haber podido comunicar mejor la labor que hacía y he hecho. En general y en muchas cosas para mi pueblo y mi provincia. Pero no son molinos de vientos, sino gigantes los obstáculos habidos. Y ha tenido una significación muy especial para mí las muchísimas visitas de alcalareños y alcalareñas que he podido atender en el Parlamento, enseñarles la magnífica sede que tiene y como funciona. Institutos, Centros de Mayores. Asociaciones de fibromialgia y otras muchas. Un lugar privilegiado para el Aula de la Experiencia, muy bien comandados por Paco Burgos, y cuya última visita no pude ya atender por estar fuera del tiempo de descuento.

Acabo este intenso periodo de mi vida con un mayor enriquecimiento personal y muchas más ganas de seguir haciendo cosas. Creo que hay que seguir dignificando la Política, y, sobre todo, no ensuciándola, con egoismos y aprovechamientos. Creo que hay que acercarse más a los ciudadanos y a sus problemas reales. No vale el "todo para el pueblo, pero sin el pueblo"

Hay una poesía preciosa, atribuida a Borges, aunque no se si realmente lo es, que comparto con una persona a la que quiero muchísimo, y que tengo enmarcado en mi sala, que dice así:

Y uno aprende...
después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma.

Y uno aprende
que el amor no significa recostarse
y una compañía no significa seguridad.

Y uno empieza a aprender….
que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y que uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno del mañana
es demasiado inseguro para planes…..
y los futuros tienen una forma
de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende
que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema,
así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar
que alguien le traiga flores.

Y uno aprende….
que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte.

Y que con cada adiós, uno aprende....

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