Mi opinión.

¿Qué tienen en común gobernantes como Obama, Zapatero, Merkel, Sarkozi e incluso Camerón? Son tan distintos en sus puntos de origen, en sus ideologías, en sus alianzas, que a veces cuesta asimilarlos.

Todos están gobernando, todos han gozado de un elevado prestigio y respaldo. Todos, asimismo, sufren un enorme desgaste y una preocupante retirada de apoyo electoral, en bae a las encuestas publicadas. Y ello pese a que Cameron acaba de ganar por amplia mayoría, y Merkel hace poco tiempo también triunfó.

A mi juicio, tienen en común que pagan el elevado precio de que la crisis económica la tengan que pagar los que menos culpa tienen. Que la política no se haya impuesto a las malas prácticas económicas a su debido tiempo, que nos hayamos dejado llevar por una euforia de falsa riqueza claramente provocada por quienes se forraban.

Yo sigo creyendo que los ciudadanos, en general, siguen creyendo que la Política está para solucionar problemas de convivencia, para conseguir tasas elevadas de bienestar social, para que impere la justicia social que nos hace iguales a todos y todas.

Y para todo ello, hace falta cercanía para conocer esos problemas. Energía para imponer soluciones. Capacidad para comunicar porqué se toman esas medidas. O sea, una vez más, POLITICA y no politiquilla.

Y, en eso, me gusta este nuevo Gobierno de Rodríguez Zapatero. Tienen mimbres. ¿Eso es garantía total de la remontada? No. Como se dice en matemáticas, es condición necesaria pero no suficiente. Hace falta movilización, coordinación, impulso, ganas, “hambre” y no conformismo. Militancia.

Pero, mal que les pese y lo reconozcan en privado, éste es el camino. Y ya se ha empezado.

Expectativas y frustración.

He seguido casi con pasión las noticias del rescate de los mineros de Chile. Desde el principio. Cuando tuve la primera noticia, me estremecía pensar en la casi segura muerte y entierro en vida. ¿Cómo sería esa agonía?, ¿Cómo la convivencia en aquel espacio y circunstancias?

Por eso, mi emoción ha sido enorme al ver el rescate, la alegría, de los mineros, de las familias, de ese Chile querido que ha tenido tantas desgracias últimamente.

Y junto a esa emoción, una reflexión política. ¡Qué bien han medido los tiempos! Y eso es importantísimo en la gestión de esas crisis, en la gestión política.

Primero, en la búsqueda simultanea de varias opciones, por si alguna fallaba. Segundo, en los calendarios anunciados. Nada de vanaglorias precipitadas. Dijeron que para Navidad podrían estar fuera. A mediados de octubre. Dijeron que cada hora un minero, dos o tres días. Lo han conseguido cada 40 minutos.

¿Cuál ha sido la consecuencia de esa prudencia? Ahora todo es un triunfo, de la técnica, del Gobierno, de su Presidente, del pueblo de Chile. Sería tan distinto si, como se suele hacer, hubiéran dicho el rescate en un mes, cada minero 15 minutos.

Porque hay una absoluta proporción entre las expectativas creadas y las frustraciones si no se cumplen, seamos prudentes en los vaticinios, las promesas y los calendarios.

No es solo España.

En relación con mi entrada anterior, ni sirve de consuelo, ni mucho menos. Al revés. De mayor preocupación.
Pero vean este artículo, titulado "Dolares contra votos". Como en Estado Unidos de América, los dolares intentan impornerse a los votos.

En defensa propia.

Pocas dudas caben que vivimos una oleada u ofensiva contra la clase política en general, contra el sistema democrático en global, contra las estructuras de equilibrio social en particular.

Solo es necesario leer columnas de determinados (muchos) medios de comunicación, oír tertulias o ver debates. Y lo peor es que va calando. Lenta, pero profundamente. Es una estrategia que va dando resultados a quienes quieren deteriorarlo, y lo conseguirán sino reaccionamos los demócratas, con independencia de las ideas diferenciadoras, que, afortunadamente, existen.

La bestial (no es exagerado el adjetivo) campaña contra los sindicatos y su labor social, utilizando exageraciones como los liberados, mentiras como la “venta” de la huelga general, manipulaciones como las subvenciones, no es más que un ejemplo.

La opinión de casi un 20% (ya se que es un titular decirlo de otra manera, pero si miramos la encuesta del CIS, es un 19’8%) que piensa que la “clase política” es un problema para el país, es una consecuencia, y a la vez un objetivo, de esa campaña. Si se ve la pregunta sobre que le afecta más personalmente, un 2'9 % dice los partidos o la clase política. Es decir, se le induce que es un problema, aunque no les afecta.

Por cierto, a ver si preguntan por la credibilidad de los medios, o por la percepción que tenemos de los banqueros.

Un periódico dedicaba el pasado domingo un amplísimo espacio a la necesidad de la “regeneración” del país, comparando esta época con la de Alfonso XIII (que se fue de España) y diciendo que hoy estamos peor. Publicaba un mapa de la corrupción, con olvidos muy notables de implicados actuales, sólo porque eran los del PP. Concretamente, se olvidaba de aquellos de quienes Mariano Rajoy no piensa hacer nada, aunque la justicia sí.

No me olvido de aquellas conductas a escala más local que usan la descalificación infame. Me refiero a la campaña desatada contra José Luis García Martínez, “Cuqui”. Muy conocidas son nuestras diferencias, incluso los ataques que nos hemos propinado mutuamente. Pero de eso a la acusación miserable y personal, con insinuaciones que, quienes lo conocemos, sabemos de su imposibilidad, va una inmensidad y una absoluta falta de escrúpulos. Son una prueba más del “encanallamiento” a que se puede llegar por mantenerse o por agradar.

Por mis cargos he conocido a cientos de alcaldes y alcaldesas, y puede que miles de concejales. Hay algunos corruptos, no cabe duda. Pero nada significativo. La casi totalidad son hombres y mujeres que trabajan por su pueblo, que salen con las manos limpias y la satisfacción de haber hecho cosas por los más cercanos y los más necesitados.

No me resigno, por tanto, a esta campaña intencionada. Yo he criticado (autocriticado) a los políticos. El lenguaje, algunas actitudes, la ambigüedad, la desideologización. Pero sigo creyendo firmemente en la nobleza de la Política, en la necesidad de sindicatos y asociaciones libres y fuertes y en la batalla dialéctica y no descalificante.

Y sin anónimos, dando la cara y la firma.

Primarias del Partido Popular en Asturias.

Dadas las profundas discrepancias que se están produciendo en el Principado de Asturias sobre el candidato del Partido Popular para las próximas elecciones autonómicas, entre Francisco Álvarez Cascos y el aparato de la región, Mariano Rajoy ha decidido que sean los propios afiliados y afiliadas al Partido quienes decidan al candidato..

Aunque suene raro, el Partido Popular quiere que la democracia interna sea su nueva seña de identidad, y no quiere que el “dedazo”, o las decisiones unilaterales, como la del Sr. Camps, sean la norma habitual.

La dirección del Partido Popular sabe que eso puede suponer un cierto desgaste en los medios, pero es consciente de que así el candidato será absolutamente legitimado, y alcanzará mayor relieve y notoriedad, lo que le valdrá para la confianza de la ciudadanía.

Por último, Mariano Rajoy no considera que el hecho de haberse pronunciado previamente por Álvarez Cascos le suponga mayor coste si gana la otra candidata, pues la democracia interna debe prevalecer en estas decisiones internas.

Es falsa la noticia, pero, ¿a que suena bien?

Sierra de Aracena.

Como en todos los inicios del otoño, si las lesiones respetan, vamos mañana a correr la Ruta del Jamon, este año entre Aracena y Jabujo. Pasamos por Los Marines, Fuenteheridos y Galaroza, siguiendo la carretera a Portugal.

Recuerdo que hicimos con Venturi y Borreguero la primera edición de esta preciosa y dura carrera. Ese año fuimos el equipo mas numeroso y nos dieron una paletilla y algunas chacinas de premio. La Peña de Arias Montano fue testigo de una comilona en clndiciones.

Ayer estuve en Jaen inaugurando la feria Tierra Adentro, especializada en Turismo Interior. Desde luego, estos parajes son un buen ejemplo del potencial de ese segmento turístico. Nos quedamos en la Casa Noble, un espacio rehabilitado, precioso, con gente amable, profesional, en un ambiente relajado.

Y, mañana a correr, con los amigos, a terminar, y a dar cuenta luego de un buen plato de papas fritas con huevos y jamón.

Acompaño algunas fotos de la Peña y de como se ve Alajar desde allí.

Las primarias de Madrid.

…Y en más sitios. Mañana, los compañeros de Madrid van a elegir a la persona que se enfrente a Esperanza Aguirre en las autonómicas (A mi Espe me gusta, o sea, me gusta como es. De derechas, sin complejos, muy de derechas, sin engaño ni disimulo).

Más que las propias primarias, lo que ha desencadenado la mayor polémica es como se ha producido. El hecho de que el Secretario General le pidiera a Gómez que no se presentara y éste no le hiciera caso.

Pero a mí, las primarias, me parecen muy positivas, extraordinariamente motivadoras y movilizadoras. No olvidemos (aunque casi lo hemos hecho), que esta nueva etapa del PSOE nacional , que nos llevó a las victorias de 2004 y 2008, fue fruto de unas primarias, en el Congreso del 2000, en el que Zapatero, contra todo pronóstico, venció al “oficialista” Bono y Rosa Díez y Matilde Fernández.

Y no pintaban bien al principio. Había quien decía que el Partido se rompería. Zapatero ganó (con el apoyo unánime de Alcalá, con el liderazgo de Antonio Gutiérrez Limones), con un programa ilusionante: primarias, no acumulación de cargos, etc. Y todo salió bien. Fueron ingredientes necesarios la integración que propició Zapatero, la aceptación magnífica de Bono y Matilde, aunque también la salida de Rosa Díez, que no la aceptó.

Por ello, yo creo que, donde no se gobierna, (donde se gobierna no proceden si se presenta quien ya es alcalde, los alcaldes los debe quitar el pueblo), las primarias son siempre positivas y deben hacerse, sin miedo, con coherencia, con aceptación.

No sé quién va a ganar en Madrid, ni lo imagino. Ni siquiera tengo claro por quién votaría yo. Pero creo que ganará el Partido. Gane quien gane. Y, hasta mayo, todos concentrados en ganar a la derecha con el o la elegida.