sábado, 26 de junio de 2010

Reflexiones al volver.

1. Verdades. Hay pocas verdades absolutas (si es que las hay, es que no quiero ser demasiado “relativista”). Lo vemos en la economía, donde tanto se pretenden usar. Cuando en Europa todos coinciden en que hay que reducir la deuda, a costa de reducir el Estado a la mínima expresión, Estados Unidos apuesta por los incentivos. Vaya que al final los norteamericanos crecerán, nos venderán sus productos, estarán endeudados y nosotros pagaremos su deuda.

2. Globalización. Con todas las esperanzas que había en la globalización, la frustración es mayor. Al final, los capitales se globalizaron y las sociedades y las políticas no. Resultado: mandan los de siempre.

3. Acerados. Ayer, un compañero que me traía de Málaga, al pasar por Bailén, me preguntaba ¿por qué se cambian acerados que están bien? Imaginen mi cara.

4. Humildad. "Cree uno tener opiniones y no son más que el eco distraído de lo que se lleva" Antonio Muñoz Molina, hoy en Babelia

sábado, 19 de junio de 2010

Cuestión de principios.


A veces, de tanto usarlas, gastamos las palabras. Hacemos que ya no representen lo que originalmente significaban, o al menos, no con tanta fuerza.

Eso pasa con los principios. Hablamos tanto de los principios, que no tardamos demasiado en traicionarlos. me refiero en el sentido que de le da el RAE de " Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta".

Chistes como el de Marx (Groucho), "Esos son mis principios, si no le gustan, los cambio por otros". O esa frase de mi amigo, "Es de principios sólidos, pero no definitivos".

Me viene esta reflexión a la cabeza, tras la noticia de la muerte de José Saramago. A mi parecer, un excelente escritor, no siempre fácil de leer (esa costumbre de no usar apenas punto y aparte), pero que te engancha. A mi me enganchó, tarde, Memorial del Convento, pero luego me bebí toda su obra, y sufrí con el Ensayo sobre la ceguera, reflexioné con La Caverna y reí y pensé con El Evangelio según Jesucristo.

Pero, Saramago, además de todos esos méritos, ha destacado por la fidelidad a sus principios, erróneos o no, pero suyos. Ha sido coherente, no se ha vendido, no ha cambiado, aunque sí ha evolucionado.

Su ejemplo debería cundir, empezando por mí.

domingo, 13 de junio de 2010

Totalmente de acuerdo

Del diario Público de hoy domingo.

Europa pierde la gran batalla en el mundo financiero

La primera crisis bancaria de la que se tiene noticia ocurrió el año 33 antes de Cristo, cuando el emperador Tiberio tuvo que inyectar en el sistema financiero un millón de monedas de oro de las arcas públicas para evitar su colapso. Desde entonces, se han producido cientos de pánicos financieros de todo tipo, pero todos ellos, sin excepción, comparten una característica común "de una similitud escalofriante: el paso de la avaricia al miedo", afirma Liaquat Ahamed, que ha ganado el Pulitzer de Historia de 2010 por su libro Lords of Finance: Los banqueros que arruinaron el mundo, que explica el crash del 29 a partir de los errores de los presidentes de los bancos centrales de las principales potencias de la época.
Una vez más, hoy, los banqueros centrales se encuentran con problemas similares y la misma falta de confianza. Pero ¿cuál es la causa real del desplome de la Europa del euro? ¿Por qué los inversores no huyen del yen, la libra o el dólar? Todos los analistas lo achacan a la incapacidad de los gobiernos europeos para adoptar políticas económicas, fiscales y monetarias comunes. Pero una parte de ellos también alcanza a ver en las trincheras de la batalla monetaria el trasfondo de una guerra de poder, en la que el poderoso mundo financiero anglosajón que describe Antonio Garrigues Walker (ver entrevista) lucha a capa y espada por conservar su hegemonía financiera mundial.

«A EEUU no le gusta que el euro se convierta en moneda de reserva»
El euro que analistas británicos y agencias de rating anglosajonas ponen ahora en solfa ha conseguido en sus pocos años de vida hacerse con una cuota del 30% del mercado de divisas y con otro 30% del de reservas de los bancos centrales. "A los norteamericanos nos les gusta que el euro se convierta en una moneda de reserva", dice el economista y ex presidente del Banco Hipotecario Julio Rodríguez. "Que todo el mundo acepte el dólar como moneda de reserva les da unas ventajas increíbles, pueden darse el lujo de llevar a cabo políticas que a los demás no se nos permiten", añade.

"Gusto por atacar al euro"
Esta opinión de Julio Rodríguez, que llega a decir que entre los mercados de capitales anglosajones "ha habido cierto gusto en atacar al euro y jugar contra la Unión Monetaria", es compartida en parte por el economista jefe de Intermoney y profesor de Economía Internacional José Carlos Díez. "Que venga la banca de Londres a criticar nuestra deuda pública es de película de los hermanos Marx", dice tras explicar que Reino Unido tiene el 80% del PIB comprometido en avalar y asegurar a sus bancos, o que el año pasado el 50% de sus emisiones de deuda tuvo que ser comprado por el Banco de Inglaterra.

«Es de película que la banca de Londres critique nuestra deuda»
Igual ocurre con EEUU, cuyos dólares añade han recibido todo el dinero que ha huido del euro, a pesar de tener pérdidas muy superiores a las de la Eurozona por la crisis bancaria y por haber generado un déficit fiscal muy superior. "Esta crisis le ha ido bien a la libra, pero sobre todo al dólar, que ha servido de refugio para todos los flujos que han huido de Europa, lo que significa que el Tesoro americano se está financiando a unos tipos ridículos para su situación y perspectivas", explica Díez.
Pero ningún economista se atreve a ir más allá. Todos, incluso ellos, coinciden en que la espantada del euro no se debe a ningún plan concertado, sino "a la estupidez de los europeos. Lo que hay en Europa es un desgobierno", dice Díez.
Con él coinciden los expertos más críticos con el sistema actual, como Juan Hernández Viguera, para el que la crisis es política, pues se debe a la "existencia de una laguna básica en el sistema: la falta de recursos institucionales, que no estaban previstos".
O el catedrático de Economía Internacional de la Universidad Complutense Ángel Martínez González-Tablas, que la achaca "al déficit institucional de la Eurozona".
Unas carencias que se han hecho evidentes para los especuladores, que han atisbado la debilidad y se han lanzado a la caza de la pieza que les "ofrecía una oportunidad para tomar posiciones", según González-Tablas, y de "hacer dinero", según Vigueras.
O, como resume el profesor de Economía Aplicada Alberto Montero, "lo que está ocurriendo no es más que una penalización de los mercados a una falta de gobierno económico de la Eurozona".

Pasto de especuladores
Esos titubeos de los gobiernos europeos, los evidentes desacuerdos entre franceses y alemanes, esa incapacidad de tomar decisiones, que la crisis de la deuda griega ha sacado a la luz, ha echado del euro a los fondos de inversión y de pensiones chinos, japoneses y de los países productores de petróleo de Oriente Medio, siempre muy conservadores, que no especulan con dinero de otros, sino que invierten sus ahorros. Se han refugiado en el dólar y, como explica José Carlos Díez, "entonces el mercado se hace estrecho y se quedan los especuladores que se hacen con el control".

La crisis psicológica.

Estamos en un tiempo en el que, lo que hoy es una verdad absoluta, mañana no existe; a veces ni reconocemos haber dicho o sostenido eso. Todo es efímero, perecedero.

En la crisis ocurre eso de manera muy relevante. Por ejemplo, hasta hace poco, manteníamos que la coyuntura tenía mucho de psicológica, en el sentido de que había incertidumbre y miedos que impedían que el dinero circulara y generara consumo y empleo. Por ello, emprendimos campañas diciendo que no pasaba nada, que era temporal, que “estoloarreglamosentretodos.com”, etc.

Ahora, estamos en el polo opuesto. Quién más anuncie medidas de recortes, más eco obtiene. Quién menos inversiones proponga, más “responsable” es. Es más, cuanto más nos ocultemos, cuánto menos digamos, parece que mejor estamos. Casi la invisibilidad para no molestar, sobre todo si somos políticos.

Yo pienso lo contrario. Creo que hay que anunciar la realidad (dificilísima) que tenemos. Pero con optimismo, con seguridad, buscando complicidades ante las adversidades. Creo que hay que dar la cara (y así hemos visto en los últimos días a Zapatero, González y Griñán).

Hay que demostrar más personalidad que nunca, más principios que nunca, más política que nunca. Sin arrugarnos porque haya encuestas que digan que los políticos se han convertido en un problema. Será culpa nuestra esa opinión, cambiémosla con hechos, con explicaciones, con acciones.

Impresionante esa frase que viene hoy en El País: “Los mercados nos hundieron, quisimos cambiar los mercados, y nos están cambiando ellos a nosotros”.

Por cierto, un pronóstico, me arriesgo a fallar. El PP sí votará ahora a favor. Tácticismo puro. Han quedado mal oponiéndose a medidas que toda Europa, sobre todo la conservadora, está adoptando. Ahora, lavado de cara, como los síes de Arenas en el Parlamento. Como dice mi amigo, son de principios profundos pero nada definitivos.

jueves, 10 de junio de 2010

Ser felipista

Felipe González en El País.

González ha revelado que en la cena de Grecia sobre el rescate de ese país propuso varias medidas, entre ellas, "políticas anticíclicas" y la reforma inmediata del sistema financiero. "Ya se está incubando la siguiente crisis financiera. Nada ha cambiado. Que vengan los políticos a rescatarnos del agujero en el que nos ha metido la mano invisible del mercado. Y cuando los hemos rescatado -a los mercados- especulan contra nuestra deuda pública, que tenemos por haberles rescatado. Regulen el sistema financiero antes de que os regule él", ha dicho.

González también ha señalado que "a lo mejor es progresista decirle a la gente que hay que trabajar más". Y hacriticado que "la productividad a igualdad de trabajo la define el que menos trabaja". "¿Estamos mal? Sí, estamos mal. Si está mal el país estamos mal nosotros. La mayor desgracia es dejar al país en manos de la oposición actual".

También ha pedido un esfuerzo al partido para explicar los proyectos: "Necesitamos que se movilice este partido para explicar la economía que queremos, y por qué sufrimos más que otros. Hay que explicar las cosas como son". El ex presidente no usó medias tintas al señalar: "Y para pagar mejor, tenemos que crecer con productividad y competitividad" "Y también que hay que trabajar más. El nivel de productividad no lo puede marcar el que menos trabaje sino el que más trabaje".

"Es uno de los momentos menos malo de nuestra historia. Tenemos un PIB, pese a la crisis, por encima de Italia. ¿Quién nos lo hubiera dicho? Pero estaremos peor si tiramos piedras contra nuestro tejado como hace el PP. Si te ven la yugular te muerden. Vamos a trabajar para que esperen otros seis años más", ha concluido.


Eso digo yo...

miércoles, 9 de junio de 2010

No tienen razón.

Desde hace tiempo, tengo la costumbre de leer y oír medios de comunicación en las antípodas de mis ideas. Eso me permite conocer sus “razones” y, a veces, reafirmarme aún más en las “mías”. Así, leo El Mundo, La Razón, Libertad Digital, oigo la COPE e, incluso (lo mío es grave), ES Radio, la de Jiménez Losantos, Luis Herrero y Cesar Vidal. Reconozco que no aguanto mucho, pero lo hago.

Y he escuchado y leído muchos argumentos, que no comparto en absoluto, sobre el neoliberalismo, el capitalismo en estado puro.

La libertad, según ellos, consiste en la no interferencia del Estado en las decisiones personales. Yo creo en la libertad de la no discriminación, la que nos tiene que poner a todos en el mismo lugar de salida y las mismas oportunidades.

El mercado, según ellos, es la ley suprema, nada debe regularlo salvo la oferta y la demanda, libre en los términos anteriores. Yo creo que debe tener una regulación necesaria para evitar los excesos que ahora vemos.

La globalización, según ellos, es la posibilidad de que los capitales (virtuales) se muevan libremente, en espacios, tiempos y fines. Yo creo que la globalización debe tener como principal objeto la extensión de derechos y libertades para todo el “globo”.

Los sindicatos, según ellos, son una traba para el libre funcionamiento del “mercado de las fuerzas del trabajo”, un nido de liberados y unos entes subvencionados. Yo creo que, pese a sus fallos (menores que los de algunos líderes empresariales), son los mejores instrumentos para garantizar los derechos conquistados de los trabajadores.

No termina aquí. Seguiré. Pero lo que quiero decir es que no tienen razón, que ese no es el mundo que merecemos construir, que no debemos aflojar en los derechos, que los especuladores, de suelo, de capitales y de sueños, no pueden, ni deben triunfar.