domingo, 26 de abril de 2009

Con el paso cambiado

Cuando escribí el último artículo, sobre la sucesión, y decía que a algunos les había cogido el relevo de la Presidencia de la Junta de Andalucía con el paso cambiado, no llegaba a alcanzar cuánto de cambiado.

Desde ese día, ha transcurrido el debate de investidura y la formación del nuevo Gobierno, dos clarísimos ejemplos de la profundidad del cambio de ciclo que supone la llegada de Pepe Griñán a la Presidencia.

El primero lo seguí por internet a cachitos, entre reuniones. Como parlamentario, seguí uno de estos solemnes debates, el de 2004, y varios de Estado de la Comunidad, que son similares, aunque sin esa trascendencia.

Tres conclusiones personales. El discurso en sí mismo es valiente, en los términos y en los contenidos. Era sobre el mismo Programa electoral, y eso lo condicionaba. Pero sí suponía un nuevo marco, en el que, literalmente dicho, “no cabe ni el sectarismo ni la soberbia”.

Segundo, en el debate se puso sobre el estrado un orador de los brillantes, con recursos, reflejos, ironía y la agresividad necesaria. Con capacidad de improvisación y dominio de la “escena”. Y, por último, creo que el discurso de Javier Arenas es de tres semanas. Quiero decir que, si ignora que “a rey muerto, rey puesto”, se dará de bruces con la pared. Lo ha cogido mal el cambio, el “viejo”, el visto, el repetido en el Parlamento, ahora es él. Ya no puede hablar, precisamente él, de cambio.

Otra harina es el nuevo Gobierno, y cómo se ve que se ha hecho. Hablaremos de ello próximamente.

miércoles, 22 de abril de 2009

¿Más de lo mismo?

El Partido Popular ha saludado el cambio de Presidente en la Junta de Andalucía con una campaña basada en que no hay cambio, sino que es más de lo mismo, que lo mismo es Griñán que Cháves.

Hay una parte en que la que tienen razón. Es el mismo partido y el mismo Grupo Parlamentario el que va a seguir apoyando al nuevo Gobierno. El Partido que ganó las elecciones de 2008 con mayoría absoluta. Porque las reglas dicen que, salvo excepciones, cada cuatro años se vota y los ciudadanos eligen a los diputados y diputadas que, a su vez, deben elegir al Presidente.

Es el mismo programa electoral, porque es el que sirvió de base al apoyo ciudadano del PSOE.

A partir de ahí, parece evidente que lo que sí es más de lo mismo es el Partido Popular, a quién, diga lo que diga, este cambio le ha cogido con el paso cambiado. No sólo al Partido Popular, a algunos más, pero de eso hablaré (o escribiré, mejor dicho) próximamente.

Ahora bien, sí es más lo mismo Javier Arenas. Es el mismo que se presentó como Diputado andaluz en 1986, y renunció a su escaño en el mismo para irse a Madrid como Diputado y presidente de la Comisión de Control Parlamentario de RTVE, portavoz del Grupo Popular, y vocal de la Comisión de Justicia e Interior en el Congreso de los Diputados.

Es el mismo Javier Arenas que aspiró a la presidencia del Gobierno andaluz en dos ocasiones: en las elecciones autonómicas de junio del 94 y en las de marzo del 96 y las perdió, más aún en el 96 que en el 94, año de la famosa pinza, "obra maestra" de la estrategia política.

Es el mismo Javier Arenas que en 1996, cuando el Partido Popular ganó en España, pero él perdió en Andalucía, volvió a renunciar a su escaño andaluz para volver (perdonen la reiteración) a irse a Madrid de Ministro con Aznar. Aunque eso, sí, volvía todos los fines de semana para cuidar de su “tierra”.

Es el mismo Javier Arenas que se presenta al Congreso de los Diputados por Sevilla en el año 2000, y en las mismas elecciones en que su partido gana por mayoría absoluta en España, él pierde por catorce puntos de diferencia.

Es el mismo Javier Arenas que, cuando el Partido Popular pierde las elecciones generales en 2004, vuelve a Andalucía. Es decir, cuando ya no puede estar en Madrid mandando.

Es el mismo Javier Arenas que se presenta como candidato a Presidente de la Junta en 2008, y vuelve (otra vez, y van tres) a perder las elecciones, con nueva mayoría absoluta del PSOE.

Por eso, con la historia en la mano, decir que su compromiso es Andalucía, suena a slogan sin más, pues cuando ha tenido la oportunidad, ha dejado Andalucía y se ha ido a Madrid a hacer política.

Lo dicho, creo que le han cogido con el paso cambiado y un discurso débil.

domingo, 19 de abril de 2009

¿Crisis?, ?Qué crisis?

De vez en cuando, hay palabras que se convierten en moda, que se oyen hasta la saciedad, casi al punto de perder su verdadero sentido. Eso ocurre ahora con la palabra crisis. Siete acepciones en el Diccionario de la RAE. Cuatro en el María Moliner. Como quiero referirme a la crisis política, me gusta la primera de éste último, que dice así: “(Hacer, estar en, pasar una…) f. Momento en que se produce un cambio muy marcado en algo.”

Pues bien, esa es mi impresión. En los cambios producidos en el Gobierno de España, creo que José Luis Rodríguez Zapatero ha tratado de poner más “peso político” en su Consejo, y eso me parece muy positivo. En una situación como ésta, es necesario ejercer la Política completa, la capacidad de generar ilusión, consensos. Y no cabe duda que personas como Chaves, Blanco Gabilondo, Trinidad Jiménez, entre otros, podrán adoptar iniciativas y marcar agendas. Véase, por ejemplo, las primeras medidas de Pepe Blanco, de sentarse con Esperanza Aguirre, por cierto con gran cabreo de algunas “estrellas mediáticas” venidas a menos.

En Andalucía es distinto. Aquí sí que se produce un cambio realmente marcado. A mi parecer, histórico. No sé en qué sentido. Sí estoy convencido de que no es un simple cambio de Gobierno, sea mayor o menor el número de cambios.

La situación me recuerda, salvadas las diferencias, la situación de 1991, cuando se produce la sustitución de Pepe Rodríguez de la Borbolla por Manuel Chaves. Al final, todo cambio, pero no fueron los cambios que parecieron en una primera instancia. Valga recordar que salieron de la primera línea personas como Gaspar Zarrias, Torres Vela, Pepe Caballos, etc. Y en cuatro años, Gaspar volvía al Gobierno, Torres Vela presidía el Parlamento, Pepe era portavoz parlamentario. Y Sanjuán perdió el Congreso, Linde salió, etc.

No sé por dónde transcurrirán los acontecimientos. Pero sí mantengo, y lo he manifestado en tertulias con algunos compañeros, que son cartas nuevas en el tapete, que hacen falta análisis nuevos en situaciones nuevas, que no valen los típicos tópicos de siempre. Y que, como siempre, los dogmatismos y los sectarismos no son buenos aliados en el largo plazo.

Por otro lado, como en todos los cambios, hay quien se siente frustrado, tanto esperar y medrar para nada. Hay quien tiene vértigo a los cambios, por la incertidumbre que suponen. Y hay quien los ve con ilusión, sabiendo que hay que renovar para no morir. Que cada cual se apunte al lado que quiera, aunque vuelve a no valer jugar a “yo lo sabía”, porque bien calladito lo teníamos si lo sabíamos.

martes, 7 de abril de 2009

La crisis ministerial

La palabra crisis tiene hasta siete acepciones. En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española incluso hay una del significado de “crisis ministerial”, diciendo que es el momento entre la dimisión de un ministro y el nombramiento de su sustituto, más o menos.

Hablaremos de ella, daré mi opinión, de la de Madrid y la sustitución de Manolo Chaves en Andalucía. Escribir la opinión siempre es un riesgo, que asumimos voluntariamente. Precisamente hoy recibo un escrito (que no viene el caso), en el que se dice que la sucesión de de Chaves es un infundio (Mentira, patraña o noticia falsa, generalmente tendenciosa) del PP y de algunos medios de comunicación. ¡Qué visión!