Un mundo distraído

A veces, leemos un artículo, o vemos una noticia, o la oímos, y nos sorprendemos de cómo nos retrata, sin que nos hayamos dado cuenta de que somos y nos comportamos así.

A veces, nos creemos modernos, informados, racionales, y alguien o algo nos pone en nuestro sitio.

Viene esta reflexión autocrítica a la lectura hoy, en el suplemento de Cultura de El País, Babelia, de un artículo titulado así, “Un mundo distraído”, de Nicholas Barr, que refleja como el uso de las nuevas tecnologías, de internet y su mundo, está cambiando nuestra forma de ser y comportarnos.

Este párrafo refleja y resume lo que me ha “dolido”: “La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan"

Así es. Tal que así. Presumo de ser una persona que usa, y mucho, las nuevas tecnologías. Uso permanentemente mi IPad, mi BlackBerry, no salgo sin mi portátil, uso la nube para los archivos… A primera hora me siento en el ordenador y leo todos los titulares de muchos periódicos… tantos, que cuando luego lo tengo en la mano, casi no leo el fondo de la noticia, con lo que me pierdo, en realidad, la verdadera información. Y presumo de estar muy bien informado. Mentira. Superficialmente informado.

Pero, vuelvo a proponerme moderarme, leer más, no ser tan “multitarea”, profundizar. Y, además, no perder eficiencia. ¡Toma, objetivo!

Por intentarlo de nuevo...

Triunfa el dialogo social

Solo leyendo determinada prensa de la derecha, uno s eda cuenta de la importancia que ha tenido el acuerdo entre Gobierno, Sindicatos y empresarios. Están rabiosos.

Yo saludo este acuerdo sobre un tema tan complejo para todas las partes, y que puede consagrar, como dice Candido y Toxo, el triunfo del dialogo.

Las cajas, amortización moderna

He escrito en varias entradas mis opiniones sobre las cajas de ahorros, sobre su modelo y también sobre sus errores. Creo en el modelo, aunque se han cometido bastantes errores, en cada caja y en la no fusión andaluza.

Desde siempre, han estado amenazadas por quienes la veían como unas intrusas en el mercado financiero. ¿Como era eso de entidades sin fin de lucro? ¿ Que es lo que significa destinar sus beneficios a Obra Social? La guerra ha sido soterrada, hasta que los "mercados", tras crear la situación en que nos encontramos, nos dicta las soluciones para salir de ella, justamente en lo que eran sus ambiciones mas oscuras.

Recomiendo la lectura de este articulo de ayer de El Pais. Es posible que se trate de una moderna "desamortizacion", y que su resultado sea el mismo, que los de siempre se quedan con todo.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Cajas/desamortizacion/siglo/XXI/elpepiopi/20110126elpepiopi_5/Tes

La Docena

Tengo hace bastante tiempo el hábito de hacerme con todos los libros que se publican desde o sobre Alcalá. Eso me permite tener ya una considerable y variada biblioteca, que, como es normal, tiene de todo, bueno y menos bueno.

Esa fue una razón para proponerme comprar el libro “La docena, once relatos y un cuento”, de Pepe Mallado. Otra, más importante, la admiración personal y profunda que siento por Pepe y la fruición con que leo sus artículos en la Voz de Alcalá. Pero cuando me disponía a hacerlo, mi buen amigo Rafa Piña me lo ha regalado. Miel sobre hojuelas.

Lo he leído, y casi bebido, en los días del cambio de año. Y me ha impresionado, emocionado y hecho disfrutar. Su uso del lenguaje popular, su retrato de los personajes y las épocas, las costumbres y la tipología que retrata de Alcalá, me han llegado.

Pero sobre todo, porque me ha transportado a muchos recuerdos. Mi padre trabajó en la calera del Noly, mi madre en los almacenes del Tío Tubo y del 12, mi suegro en la panadería de Canto. Personas queridas, como las que él dibuja con precisión y emoción. Retratos de una Alcalá que hemos heredado, para lo bueno y para lo malo.

Mi enhorabuena, amigo Pepe.