domingo, 31 de enero de 2010

Crisis = Cambio

Nadie duda que crisis sea la palabra más usada en los últimos tiempos, pese a la resistencia (a veces errónea) a usarla. Crisis económica, crisis de sistema, crisis de valores……

Crisis, que es una palabra que viene del griego, significa cambio. Su definición en la Wikipedia es rotunda en ese sentido: “Crisis (del latín crisis, a su vez del griego κρίσις) es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución; especialmente, la crisis de una estructura.”

Este sábado pasado, venía en El País un suplemento especial sobre la publicidad, sector que está sufriendo en sus carnes esta crisis de manera virulenta, tal vez porque también tuvo su particular burbuja. Me ha llamado la atención muchas de las frases que encabezaban los anuncios. Los creativos lo reflejaban así:

• Líder es quien sustituye barreras por horizontes.
• Una mirada diferente.
• De nada sirve hablar de cambio, si no se está dispuesto a cambiar.
• La imaginación no sabe de crisis
• ….cambiamos?
Este último es una página entera en blanco, con esa pregunta en la esquina superior derecha y el nombre de la agencia (Grupo R) en la inferior derecha.

La respuesta solo puede ser una: SI. Cambiamos, tenemos que cambiar y en las mejores condiciones posibles, es decir, a mejor. Con entusiasmo, con pasión.

Y sobre todo, sin miedo. El no_miedo, que desarrolla Pilar Jericó en sus artículos. Es un problema de actitud frente a los cambios, de impulso o de resistencia, de miedo o de ilusión.

Y esto se aplica a todo. A TODO.

domingo, 24 de enero de 2010

Después de la pasión política.

El título de esta entrada es el mismo que un libro de Josep Ramoneda, que compré y leí de un tirón en Aracena, con motivo de una carrera que allí hice. Venía a decir que la razón era la única vía para recobrar la pasión por la política en un momento en que la democracia y la libertad están secuestradas por los poderes económicos. Por cierto, lo presté, y, ya se sabe, no lo he vuelto a ver.

Creo, de una forma muy personal, que la pasión es imprescindible para según qué cosas. No entiendo la actitud pasiva, resignada. Creo en el entusiasmo, en la fe, en la entrega para conseguir cualquier objetivo.

Las definiciones del Diccionario de la Academia van en sentido contrario, pasividad, etc. Me gusta más una de las que viene en la Wikipedia, que es ésta: “La pasión (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir) es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Así, pues, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo. El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, etc. Se dice que a una persona le apasiona algo cuando establece una fuerte afinidad”.

Estoy convencido que para conseguir cualquier objetivo ambicioso, arriesgado, deseado, que parte del convencimiento más profundo, hace falta entusiasmo, entrega, dedicación. Para el amor, para el deporte, y también para la política.

Viene esta digresión a una conversación con un amigo y seguidor de este blog, que me decía que me veía un tanto pesimista en mis últimas entradas sobre la Política (siempre con mayúsculas). Algo he hecho mal, sin duda. Porque no soy nada pesimista. Sólo me rebelo contra la resignación, contra quienes consideran la política como una ocupación, como un trabajo. Quienes cada vez tienen una visión más deterministas sobre la situación, creyendo que los ciclos son inalterables.

Al contrario, sigo defendiendo que necesitamos, los socialistas de carnet y los de convicción, de un rearme de optimismo, de entusiasmo, de entrega, de dedicación, de ilusión, en suma. Merece la pena. No valen los horarios de “ocho a tres”. Vale creer en lo que hacemos, echarnos a la calle, literalmente, para transmitir nuestros valores, la diferencia con la derecha, lo que estamos defendiendo, aun con errores. Defiendo ese entusiasmo que tenemos y ponemos cuando luchamos “contra algo”, para luchar “por algo”.

Un ejemplo. Arrecian las críticas y la baja valoración contra Zapatero y sus medidas. Hagamos un extraordinario esfuerzo por salir y explicar cómo estamos enfocando la crisis, y la diferencia con lo que hará (con lo que hizo) la derecha en circunstancias aún menos graves.

Y no pido volver a métodos antiguos. Ni mucho menos. No pido volver a las “pegadas” de carteles. Pido que usemos las nuevas tecnologías con pasión. Que comuniquemos con entusiasmo. Que nos inunde y traspase la pasión.

Me cuentan que la intervención de Griñán ayer, en Málaga, iba por ahí, por entusiasmar, por hacer y no por lamentar. Cojamos el rumbo, la orientación y el impulso necesario, y lo conseguiremos.

Yo me apunto.

sábado, 16 de enero de 2010

Una más de encuestas...

Pero no una encuesta más. La que se ha publicado hace dos días es una encuesta muy especial, que se debe analizar sin ponerse a la defensiva, sin discursos y argumentos ya hechos.

Primero, porque es una buena encuesta. Hace una semana leí una encuesta de ámbito estatal con una muestra de 504. ¡Para toda España! Ésta sí tiene una buena base, que permite una representación provincial muy aceptable. Segundo, porque el Instituto que la hace no es sospechoso de querer “inclinarse”.

Y la encuesta, que, como todas, lo que hace es reflejar tendencias, es muy clara. Por primera vez el Partido Popular supera al Partido Socialista en Andalucía. Podemos decir que todas las demás variables (Valoraciones, esperanzas, etc.) son favorables al PSOE. Podemos decir que el “señorito” Arenas jamás tendrá la confianza de los andaluces (también decíamos que el del “bigotito” no ganaría nunca a Felipe), podemos decir lo que queramos, para que los nuestros nos compren el mensaje.

La realidad es que estamos perdiendo la confianza de los andaluces. Que no respondemos a sus expectativas, más en una época de crisis como ésta. Y si eso no lo reconocemos, y adoptamos estrategias realistas, firmes y movilizadoras, la tendencia se consolidará (si no lo está ya).

Mi análisis es claro. No nos entienden. Hablamos “raro”. Nuestro lenguaje está alejado de la realidad, de los problemas reales de los ciudadanos. Cuando nos ponen un micrófono o hablamos en público, cambiamos hasta nuestra forma de hablar, nuestro acento, decimos “bilbado”.

Y lo que es peor, lo que decimos no es lo que la gente ve y siente. Y padece. Negamos la crisis cuando los trabajadores iban al paro a miles. Y decimos que hemos salido de la crisis cuando la miseria roza muy de cerca a millones de españoles. Y de andaluces en particular.

No tenemos iniciativa, y las que tenemos no son explicadas (o no tienen mucha explicación) Nos inventamos “economías sostenibles” y nos llenamos de discursos y discursos.

Este es un mensaje autocrítico, no desde la barrera. Desde dentro. Pero más adentro , de los que tienen que tomar estas decisiones y ponerlas en marcha. De quienes ocupan los puestos de responsabilidad. Luego no valen explicaciones. Ni cambios de “losetas”. No se trata de aplaudir (o callar) dentro, criticar fuera, y buscar ya la posición para cuando esto se ponga feo y llueva que no nos mojemos. Eso no debe volver a valer otra vez más.

Vale echarnos a la calle, hablar con gente y en su lenguaje. Llevar sus problemas a soluciones reales. Tomar iniciativas creíbles y útiles.

Vale empezar a trabajar y dejar de justificarnos.