domingo, 17 de mayo de 2009

Recuperar el porvenir

Daniel Innerarity es un profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza, nacido en 1959. Además escribe artículos de opinión en El País y otros medios, así como libros de ensayo que siempre me llaman la opinión. Creo que se mueve bien entre la reflexión crítica y las aportaciones novedosas sobre la situación actual. He hecho ya en este blog alguna referencia a escritos suyos.

Su último libro, que aún no tengo e intentaré encontrar hoy en la Feria del Libro de Sevilla, se llama Ética de la hospitalidad, de la colección Quinteto. Su sinopsis dice “El autor reflexiona sobre el papel de la ética en la sociedad actual. Al escuchar a Steiner decir: "Somos huéspedes unos de otros" se le ocurrió que, en el fondo, la sociedad consiste en una contraprestación de servicios. Si bien en el ámbito mercantil o en el político, el tema de la reciprocidad está bien resuelto, en el ámbito personal, no acabamos de saber realmente lo que esperamos de los demás. “ . Me parece interesante.

Hoy, ese autor publica un artículo en El País, llamado Recuperar el porvenir, que empieza diciendo: “Una de las cosas que la crisis económica ha puesto de manifiesto es que tenemos, en tanto que sociedades, grandes dificultades para relacionarnos con nuestro propio futuro, que estamos insistentemente distraídos con el corto plazo. Vivimos en la tiranía del presente, es decir, de la actual legislatura, el corto plazo, el consumo, nuestra generación, la proximidad... Es la economía que privilegia la lógica financiera, el beneficio frente a la inversión, la reducción de costes frente a la cohesión de la empresa. Practicamos un imperialismo que ya no es espacial sino temporal, del tiempo presente, que lo coloniza todo.”

Lo comparto, y creo que merece la pena. No solo leerlo.

lunes, 11 de mayo de 2009

Crisis económica, ¿y social?

Veo algunas cosas en mi pueblo que hace tiempo que no veía, y menos aún, tan coincidentes. Me refiero a aspectos reivindicativos de los vecinos, con expresiones visibles. Coinciden en el tiempo pancartas en las entradas reclamando pistas de entrenamiento de atletismo, manifestándose en la inauguración del Polideportivo de San Juan; o pancartas reclamando por problemas de escolarización en la zona del Campo de las Beatas; o las recientes asambleas y manifestación por la inseguridad ciudadana; o vecinos protestando por los problemas de tráfico en las calles Zacatín y Silos, o…..

En mi opinión, se unen problemas ciertos de los ciudadanos, con un clima de incertidumbre vital, cuando no de situaciones de desempleo, de impagos de hipotecas, de riesgos de la seguridad familiar, que hace que esas cuestiones y problemas afloren y nos hagan reivindicar de manera más manifiesta.

Frente a esta situación, que puede empeorar, insisto en que hace falta una forma de practicar la Política alejada de la propaganda, por un lado, y del avestruz por otro lado.

Ayer leía una entrevista al Alcalde de México DF, Marcelo Ebrard, sobre la crisis brutal que soportan con la gripe “comosellame” y como la afrontan. Sobre su experiencia en crisis, decía lo siguiente:

"-A todo el mundo le ha sorprendido el comportamiento cívico de los mexicanos durante la crisis, ¿a usted también?

-Esta ciudad tiene una disciplina social muy grande. Tuvimos un seismo terrible en 1985, y una crisis ambiental muy grave en 1987... Una crisis ambiental que ya se ha olvidado en los medios políticos, pero que la gente sigue teniendo muy presente. De pronto se empezaron a morir en la ciudad los pajaritos, y hubo un grupo ecologista que dijo: nos vamos a morir todos. ¿Te imaginas el pánico? Y ahora esto...

-Y en las tres crisis trabajó usted desde distintos cargos de responsabilidad...

-Sí. Me marcó una reunión a la que asistí poco después del terremoto. Más de 200.000 personas estaban viviendo en la calle. Había gente muy enfadada, y con razón. Fui a una reunión en la que casi nos matan, y aquel impacto me hizo reflexionar. Pensé: en vez de enfadarte con el enfado de la gente, hay que intentar entender por qué están tan enojados...

-¿Y a qué conclusión llegó?

-Pues que lo primero que hay que hacer es trasladar a la población la información de forma muy rápida. Ser muy transparente desde el principio. Si la gente no te cree, tienes un problema añadido muy grave. Además, hay que estar con la gente cuando lo pasa mal. Que te sientan cerca, con ellos, en la calle. No hay que olvidar eso: la autoridad tiene que estar con la gente cuando lo pasa mal. Y entonces la gente tenderá a apoyarte. Si, en cambio, lo que haces es esconderte, no querer hablar... Entonces es un desastre."

Pues eso digo yo. (Las negritas son mías)

sábado, 9 de mayo de 2009

¿Qué hacemos mal?

He confesado en estas páginas que me considero un machista en proceso de arrepentimiento y conversión. Educado, como tantos de mi generación, en una casa con el reparto de papeles muy definidos (el papá trabaja, la mamá dejó el trabajo en los almacenes para tener cinco hijos, por tanto el papá no recoge la mesa, y cosas similares), descubro que sólo con la igualdad efectiva, real, sin obstáculos para nadie, en el lenguaje, en el trabajo, en todos los aspectos de la vida, nos permitirá avanzar en la sociedad.

Los que nos consideramos netamente de izquierdas (y no de forma excluyente, muchos más que no lo son) y entendemos que la igualdad es el principal capital que perseguimos, que la única libertad que merece la pena es la libertad de la no dominación, como explican Norberto Bobbio y Philip Pettit, no podemos estar pasivos ante los ataques a esa efectiva igualdad entre todos, y especialmente entre hombres y mujeres.

Por eso, tras tantos años de lucha de miles de mujeres, con el apoyo cada vez mayor de hombres, no puedo entender cómo puede producirse, en 2009, en el siglo XXI, una simulación de subasta de chicas en una discoteca light de Granada, o una fiesta de minifaldas. O un anuncio de una fiesta en Almería con unas imágenes ofensivas y sexistas de un par de niños de unos 10 años.

¿Cómo es posible que eso se produzca, y sólo reaccionemos cuando es un escándalo público? ¿Cómo puede haber personas que, con tal de obtener beneficios económicos, degradan a la mujer desde tan jóvenes?

Hoy siento impotencia. Espero que desde mañana sienta la rabia suficiente para no limitarme a escribir sobre esto.

domingo, 3 de mayo de 2009

Otra de encuestas.

A través de Internet, veo hoy en El País una encuesta de Metroscopia, cuyo titular es que el Partido Popular ganaría hoy las elecciones, con 1,2 puntos de ventajas sobre el Partido Socialista Obrero Español.

He escrito varias veces sobre mi afición, y en tiempos pasados, ocupación, con las encuestas y los estudios de la opinión pública. Incluso mis estudios sobre ese apasionante sistema de estudios electorales.

De ésta que comento, una primera cosa me sorprende, de carácter técnico. La muestra es de 505 encuestas en todo el territorio nacional, por el sistema de llamadas telefónicas. La elección de la muestra y su representatividad se rige por fórmulas matemáticas. No he visto la ficha técnica de esta encuesta, pero me parece muy pobre, más teniendo en cuenta el complejo sistema electoral español, por provincias, con mínimo de representación y Ley D’hont. Con eso y todo, la diferencia entre intención directa de voto y voto estimado, es decir, la cocina, es de 4’6 puntos. O sea, de perder por 1’2 a ganar por 3’4. Demasiado, ¿no?

La segunda reflexión es que el PP, es peor valorado que el Gobierno y que el PSOE en todo (incluido líder), pero avanza claramente.

La tercera y última reflexión, por hoy, es que la tendencia del desgaste del Partido Socialista es constante e imparable. Y aprendí que lo que importa son las tendencias, no las fotos fijas.

Por ello me pregunto, además de la crisis consabida, ¿qué no estamos haciendo bien? ¿Hemos perdido la calle? ¿Hemos perdido frescura, capacidad de generar ilusión y confianza, interlocución y complicidad? ¿Somos capaces de reaccionar de verdad, o sólo aparentemente, justificando cosas injustificables?

Preguntas para todos y todas, empezando por mí.

viernes, 1 de mayo de 2009

Planificación o angustia

La teoría del management, o de la Dirección de Empresa, nos sorprende, cada cierto tiempo, con propuestas modernas que se ponen de moda. Dirección por objetivos, gestión de la calidad o del talento, presupuesto en base cero. De todas estas teorías va quedando un poso que enriquece la gestión, y se traslada a todos los ámbitos de la sociedad, incluida, a veces, la Administración Pública.

Una de las de más éxito ha sido sin duda la planificación estratégica. Sin ánimo de ser académico, consiste en analizar la realidad existente, recopilar de forma rigurosa datos y opiniones que avalen el análisis, definir con perspectiva la dirección a la que se quiere ir y adoptar las decisiones a largo plazo que lo hagan posible. Es decir, no actuar (no gobernar) en el corto plazo, sino pensando en un horizonte temporal más largo.

En Alcalá se ha sido pionero en la planificación estratégica, como ha ocurrido con el Plan de Desarrollo Sostenible de Alcalá (PDSA), que alcanzó desde 1999 hasta este mismo año y que fue todo un hito de consenso social y político. Ahora se procede a su nueva formulación.

Desgraciadamente, no se ha planificado igual en todos los ámbitos. Y me refiero en este momento a la educación, o mejor dicho, a las infraestructuras educativas. Vamos, a los colegios para nuestros hijos (y nietos).

Viene hoy en El Correo de Andalucía una noticia sobre los colegios necesarios y que ahora empezarán a construirse. Y aquí es donde empieza la parte de la angustia.

Conozco muy de cerca a varias familias que viven hoy una auténtica desazón por no saber si van a poder escolarizar a sus hijos en los colegios más cercanos, o siquiera si van a poder escolarizarlos. En estos tiempos, que hemos hecho de la conciliación laboral y familiar una enseña, esa angustia es muy considerable.

Claro, decir ahora que nos sorprende el crecimiento, que se desbordan las previsiones de la demanda, pues nos sorprende a nosotros. ¿Es que al recalificar terrenos, conceder (y cobrar) licencias de obras, no sabíamos que serían jóvenes matrimonios los nuevos vecinos, y a los tres años demandarían escuelas? ¿Es que los empadronamientos de cambios de residencia y los nacimientos no nos indicaban por donde iría la demanda?

Ahora, difícilmente tranquilizamos a unos padres que, teniendo un colegio a cien metros de su casa, van a tener que escolarizar a su hijo o hija en otro, aun no iniciada su construcción, a más de un kilómetro. No desde luego sólo con declaraciones en prensa y previsiones no concretas.