sábado, 9 de mayo de 2009

¿Qué hacemos mal?

He confesado en estas páginas que me considero un machista en proceso de arrepentimiento y conversión. Educado, como tantos de mi generación, en una casa con el reparto de papeles muy definidos (el papá trabaja, la mamá dejó el trabajo en los almacenes para tener cinco hijos, por tanto el papá no recoge la mesa, y cosas similares), descubro que sólo con la igualdad efectiva, real, sin obstáculos para nadie, en el lenguaje, en el trabajo, en todos los aspectos de la vida, nos permitirá avanzar en la sociedad.

Los que nos consideramos netamente de izquierdas (y no de forma excluyente, muchos más que no lo son) y entendemos que la igualdad es el principal capital que perseguimos, que la única libertad que merece la pena es la libertad de la no dominación, como explican Norberto Bobbio y Philip Pettit, no podemos estar pasivos ante los ataques a esa efectiva igualdad entre todos, y especialmente entre hombres y mujeres.

Por eso, tras tantos años de lucha de miles de mujeres, con el apoyo cada vez mayor de hombres, no puedo entender cómo puede producirse, en 2009, en el siglo XXI, una simulación de subasta de chicas en una discoteca light de Granada, o una fiesta de minifaldas. O un anuncio de una fiesta en Almería con unas imágenes ofensivas y sexistas de un par de niños de unos 10 años.

¿Cómo es posible que eso se produzca, y sólo reaccionemos cuando es un escándalo público? ¿Cómo puede haber personas que, con tal de obtener beneficios económicos, degradan a la mujer desde tan jóvenes?

Hoy siento impotencia. Espero que desde mañana sienta la rabia suficiente para no limitarme a escribir sobre esto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado. Realmente es indignante que estas cosas sucedan y tan solo algunos hagan algo cuando ya es público, mientras tanto.....