domingo, 13 de abril de 2008

La abstención en las elecciones

Soy un apasionado del análisis de los resultados electorales y de los estudios y sondeos de la materia. Desde siempre. Me parecen herramientas de mucha calidad, que no debemos ni de sacralizar ni de anatemizar, sino valorarlo en su justa medida y usarlo como mejor convenga. Tengo, con mi compadre Rafael Martín de Agar, los resultados electorales de Alcalá, mesa a mesa, barrio a barrio, desde las primeras elecciones generales, autonómicas, locales y europeas. Algún día, cuando seamos mayores y estemos aburridos y sin iniciativas (para lo que aún queda mucho en ambos sentidos), publicaremos algo sobre eso, técnico, para que se pueda consultar.

En las últimas elecciones celebradas, de los muchos análisis publicados, quizás el tema más recurrente ha sido el de la influencia de la participación en los resultados finales. Y se ha opinado en todas direcciones. La mayoría, opinando y justificando que una mayor participación beneficiaría al PSOE, estableciendo incluso el rango a partir del cual habría uno u otro Presidente del Gobierno español. Unos los he compartido más que otros.

Los resultados dan para repetir y rehacer buena parte de los pronósticos. Lugares, provincias, con alta participación y mejora del Partido Popular (Madrid, Valencia…). Sitios donde con alta abstención el PSOE ha subido.

A mi, personalmente, lo que más me preocupa de la baja participación, o la alta abstención, que queda mejor expresado, es la perdida de calidad democrática que representa. Estamos en una democracia representativa, en la que el papel crucial (que no único, como algunos pretenden) de los ciudadanos y ciudadanas es elegir a sus representantes, a sus gobernantes, por cuatro años. En las elecciones, censuramos lo hecho mal y premiamos el proyecto que más nos conviene, que más nos ilusiona. Esa es nuestra herramienta más poderosa.

En Alcalá los datos son muy negativos en mi opinión personal y discutible. Veamos algunas cifras. En las municipales de 2003, con una población de 58.351 habitantes, y 47.541 en el censo electoral, sólo votaron 25.937 ciudadanos/as. Es decir, una abstención del 45’44 %. Parecen datos espeluznantes para cualquier demócrata. Pero en 2007 batimos registros. Población, 64.990, censo electoral, 52.137, sólo votaron 24.749 ciudadanos/as. Ojo, una abstención del 52,53%. Más de la mitad de los habitantes con derecho al voto no lo ejercieron.

En las últimas generales, en Alcalá hubo una abstención del 30,83 %, algo más de seis puntos por encima de la media nacional.

He oído explicaciones y justificaciones de todo tipo. Las cosas están muy claras en Alcalá siempre gana el mismo y no hay motivación; la oposición es muy mala, no hay alternativas y los que discrepan pasan de votar; la abstención es una conformidad tácita con lo que hay.

Ninguna de ellas comparto. Como demócrata y como socialista, creo que debemos luchas contra este peligroso fenómeno, buscar sus causas reales y seguramente complejas y poner remedio.

Nos jugamos la calidad de nuestra democracia y la representatividad de nuestros representantes. Parece un trabalenguas, pero es una amenaza. Marbellas más grandes hemos visto.

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