jueves, 26 de junio de 2008

¿Y si llamamos crisis a la crisis?

Creo que una de las cosas que más nos separa a los políticos de los ciudadanos es el lenguaje que usamos, sobre todo para referirnos a temas que pueden tener una cierta complejidad técnica.

Eso viene ocurriendo con la situación económica. Si bien hace ocho o nueve meses parecía que sólo eran turbulencias financieras provocadas por las hipotecas basura de los Estados Unidos del Mundo, ya no cabe duda que es una situación muy grave que afecta a todos los aspectos.

Recuerdo que en septiembre del año pasado preguntaba yo en Cajasol por la “crisis” y me decían que en absoluto se podía emplear esa palabra. “cuestión de algunos meses”, me dijeron, de lo que discrepé y así consta en acta.

Es cierto que el pesimismo y el catastrofismo no ayudan. Y algunos lo han hecho. Pero tampoco cerrar los ojos a la realidad, o no decir las cosas de manera que la entiendan los ciudadanos.

Hemos hablado de enfriamiento, ralentización, desaceleración, ajuste brusco…… Eufemismo todo.

Nos han dicho que no afectaría al empleo, que los precios de la vivienda no bajarían, solo crecerían menos, que no afectaría a la economía productiva…..

En los puestos claves de la economía, a niveles orgánicos e institucionales, hay compañeros (menos compañeras) que entienden mucho de esto. Pero los ciudadanos no nos entienden. Si hay crisis, llamémosla así. Y si hay que pedir sacrificios, si hay que hacer recortes, si hay que tomar medidas, expliquémosla. Con sinceridad. Con palabras claras.

Que el Pueblo no es tonto, como dice el anuncio.

Nota: Y el Polideportivo San Juan sigue en obras y se acaba junio.

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