Pues sí. Lo hemos conseguido. Bueno, yo casi, he parado cinco kilómetros antes, pues me molestaba una vieja lesión, la cintilla iliotibial, fruto de un “101 Km.” de Ronda. Más vale prevenir y no tirar por la borda tanto entreno y sufrimiento. Tres horas y media de subida no están mal. Mis compañeros, Rafa Piña, Ventura y Antonio Borreguero sí han terminado.
Se trataba de subir los dos puertos de montaña, continuando la preparación para la “Subida al Veleta”, en la primera semana de agosto. Hoy era el entrenamiento más fuerte.
Hemos subido el Puerto de las Palomas, en Zahara de la Sierra, desde el aliviadero del pantano, hasta la cima. Luego, bajada en coche hasta Benamahoma, segunda entrada, y vuelta a correr hasta coronar el Puerto del Boyar, bajada al cruce de Grazalema y vuelta a subir al Puerto de Las Palomas. En total, unos 32 kilómetros, casi 2200 metros de desnivel sumados.
Al volante del coche y en la inmejorable asistencia técnica (¡que calorcito, y eso que salimos desde allí a las siete! Quedamos a las ¡¡¡cinco y media!!! de la mañana en la CAR-pintería), Marcos Pérez, primo de Ventura y cuñado de Antonio.
No estamos locos. Sabemos lo que queremos. Y, aunque no lo tengamos, seguimos queriéndolo y luchando por ello. Y esta lucha no es contra nadie. Poco a poco, día a día.
Hace dos años, al subir a la cima, vimos que habían sembrado unos pequeñísimos pinsapos en la subida al mirador. Hoy, al volver a verlo, observamos que siguen siendo pequeños, pero han crecido y ya están preciosos. Ahí van unas fotos.
Se trataba de subir los dos puertos de montaña, continuando la preparación para la “Subida al Veleta”, en la primera semana de agosto. Hoy era el entrenamiento más fuerte.
Hemos subido el Puerto de las Palomas, en Zahara de la Sierra, desde el aliviadero del pantano, hasta la cima. Luego, bajada en coche hasta Benamahoma, segunda entrada, y vuelta a correr hasta coronar el Puerto del Boyar, bajada al cruce de Grazalema y vuelta a subir al Puerto de Las Palomas. En total, unos 32 kilómetros, casi 2200 metros de desnivel sumados.
Al volante del coche y en la inmejorable asistencia técnica (¡que calorcito, y eso que salimos desde allí a las siete! Quedamos a las ¡¡¡cinco y media!!! de la mañana en la CAR-pintería), Marcos Pérez, primo de Ventura y cuñado de Antonio.
No estamos locos. Sabemos lo que queremos. Y, aunque no lo tengamos, seguimos queriéndolo y luchando por ello. Y esta lucha no es contra nadie. Poco a poco, día a día.
Hace dos años, al subir a la cima, vimos que habían sembrado unos pequeñísimos pinsapos en la subida al mirador. Hoy, al volver a verlo, observamos que siguen siendo pequeños, pero han crecido y ya están preciosos. Ahí van unas fotos.
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