miércoles, 2 de septiembre de 2009

Dimisiones


Ha dimitido de su escaño de diputado Jordi Sevilla. Ya no es noticia, lo han dado todos los medios de comunicación. Fue uno de los principales impulsores de la candidatura de José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso del 2000, junto a Juan Fernando López Aguilar y Jesús Caldera (ya no están en primera línea ninguno de los tres) y Pepe Blanco y Trinidad Jiménez, que aún siguen en primera línea.

Me ha llamado la atención las palabras con las que se ha despedido, en su blog. Son de esas palabras que a todos y todas nos gustan. Unas las practicamos, otras no las practicamos, y la mayoría, decimos que las practicamos pero es mentira.

El párrafo al que me refiero es corto, y lo reproduzco íntegro. Los subrayados son míos. Las intenciones, también.

“Dejo el escaño, sin renunciar a ninguna de mis convicciones, ilusiones y compromisos y más convencido que nunca de que la POLÍTICA DEMOCRÁTICA con mayúscula, a través de la acción colectiva, puede y debe ensanchar y mejorar la frontera de posibilidades de nuestras vidas individuales, con especial incidencia en aquellos menos favorecidos. En ello, y sólo en ello, la política como actividad se justifica plenamente y obtiene su legitimidad.
Creo más en el proyecto social que en el poder, en las reglas conocidas que en la discrecionalidad, en los equipos que en las individualidades. Me interesa el “estar, para hacer” antes que el “estar, para ser”. Así ha sido desde que a los quince años empecé a militar contra la dictadura franquista en la clandestinidad y no veo probable que, en esto, vaya a cambiar. En palabras de Springsteen, “I’m working in a dream, though sometimes it feels so far away”.

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