viernes, 18 de julio de 2008

La democracia de los avales II

Escribo esto hoy, viernes 18 de julio, el día antes del Congreso Provincial del PSOE de Sevilla, al que, como ya dije, no asistiré al no aceptar el Comité Local de Alcalá que yo fuera en la lista de Delegados. Cosas de la democracia interna, he pasado en cuatro años de ser el número dos del Partido a ni siquiera poder asistir al Congreso. ¿A quien estorbaré? Pregunto sólo para darle las gracias, por lo bien que me encuentro

No se que pasará mañana en las sesiones congresuales, aunque parece que todo está ya decidido. Demetrio Pérez, que representaba la renovación, el cambio de reglas a la hora de gobernar el PSOE sevillano, quizás no pueda ni presentarse. Es decir, ni se les dará la oportunidad a los delegados y delegadas de pronunciarse sobre el modelo.

Escribí hace algún tiempo sobre esta nueva modalidad de democracia interna de los partidos, la democracia de los avales. Consiste en que un candidato utiliza “todos” los recursos para conseguir tantos avales que el contrario, sin tanto poder de “persuasión”, no pueda presentarse.

El Congreso Federal del PSOE ha percibido este riesgo, y ha determinado que esa práctica no es muy “democrática”. Por ello, ha aprobado, unánimemente, que para que eso no ocurra, ningún candidato debe tener menos del 25%, pero tampoco más del 30% de los avales. Muy bien hecho, eso refuerza la democracia interna, la participación, incluso la renovación (maldita palabra para quien está en el poder).

Pero…. No es de aplicación a este Congreso. No tiene “retroactividad”. Se aplicará en el próximo Congreso, dentro de cuatro años. Cualquiera puede pensar: “si es malo para la democracia la fórmula del acaparamiento de avales, ¿no lo es desde ya?”. Pues no. De momento, nos quedamos como estamos. Aunque ya hayamos reconocido que no es bueno. Pasará como con la limitación de mandatos, o lo de la no acumulación de cargos, o lo de…. Sirve hasta que algunos llegan al poder, aún no lo he visto yo aplicar a nadie.

A Demetrio lo han trai… fallado muchos de los que lo animaron a que se presentara, de los que llevaban cuatro años hablando mal (eso sí, en flojito) de Viera. De los que clamaban por un cambio. Así es el poder, así es el chaqueteo.

A veces uno piensa que así es la política, pero luego siempre acaba convencido que así no es la POLÍTICA. Así sólo la practican algunos.

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