domingo, 29 de agosto de 2010

Aplacar a los dioses de los bonos.

Paul Krugman es el Premio Nobel de Economía de 2008, economista con un mensaje que hoy suena como heterodoxo en un mundo de explicaciones tardías.

Hoy publica en El País un artículo que comparto, brillante y actual, con el título de “Aplacar a los dioses de los bonos.” Como es muy largo, reproduzco solo los primeros y el último párrafo. Si le parece sugerente, pulse en el enlace del título.

“Cuando veo lo que en la actualidad se hace pasar por una política económica responsable, siempre me viene a la mente una analogía. Sé que es exagerada pero, de todas formas, ahí va: la élite política -gobernadores de bancos centrales, ministros de Economía, políticos que adoptan la pose de defensores de la virtud fiscal- se comporta como los sacerdotes de un culto antiguo, y nos exige que llevemos a cabo sacrificios humanos para aplacar la ira de unos dioses invisibles.
Vale, ya les he dicho que era exagerada, pero tengan un minuto de paciencia conmigo.
A finales del año pasado, la opinión general en materia de política económica dio un brusco giro a la derecha. A pesar de que las principales economías del mundo apenas habían empezado a recuperarse, a pesar de que el desempleo seguía estando tremendamente alto en gran parte de EE UU y Europa, crear puestos de trabajo dejó de formar parte del programa. Nos decían que, en vez de eso, los Gobiernos tenían que centrar toda su atención en reducir los déficits presupuestarios.
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“Así que aquí va la pregunta que acabo haciéndome: ¿qué hay que hacer para poner fin al dominio que tiene este cruel culto sobre las mentes de la élite política? ¿Cuándo volveremos, si es que volvemos algún día, a la labor de reconstruir la economía?”

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