El pasado 22 de noviembre escribí, una vez más, sobre los caminos y parques que se están haciendo en Alcalá, y que, no sólo reafirman la vocación naturalista de Alcalá, sino que amplían en calidad y cantidad las zonas existentes. En aquella ocasión, decía que había intentado ir desde el Parque Oromana hasta el molino de Las Aceñas por la margen izquierda y no lo había conseguido, aunque ya se veía la alambrada que delimitaba el nuevo suelo público para la ampliación.
Pues bien, este sábado he vuelto a pasear por allí, y, francamente, me he quedado muy bien impresionado. No está terminado, pero el camino está perfilado (me refiero al de más abajo, pues hay más arriba otros) y se han sembrado cientos (¿miles?) de árboles y arbustos.
Será una ampliación natural del Parque Oromana, un nuevo remanso de frescor y una ampliación de los senderos tan lindos. Recuerdo que una de las primeras cosas que hicimos cuando yo entré de concejal, por segunda vez, en 1995, que inauguramos el Parque de San Juan. Parecía entonces escuálido, con poca sombra. Ahora es una realidad. Igual ocurrió con el Vivero, la Retama y otros.
Por eso, pensaba yo en este paseo nuevo dentro de quince años, cuando esos árboles y arbustos crezcan. Y esas carreritas o paseos. La realidad de que el cauce urbano del río Guadaíra sea un parque en las dos orillas.
Un buen trabajo, sí señor.
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