lunes, 5 de enero de 2009

NO A LA GUERRA, QUE ES MUY PERRA

Así decía el estribillo de una canción de Las Niñas. Ojú se llamaba la canción, y fue vetada en Televisión Española en tiempos de Aznar.

Y así debemos decir todos, una vez más. Nos están inundando con valoraciones dispares del porqué, del cómo y del cuándo de la guerra de Palestina, de la franja de Gaza. Las guerras ahora se cuentan en directo, para poder manipularlas mejor.

Nos han tenido algunos días esperando la invasión, tras los bombardeos. Nos cuentan que Hamas hace el juego a los extremistas y fundamentalistas. Nos llega que Israel vuelve a aplicar la Ley de Talión, “ojo por ojo, diente por diente”, pero multiplicado por quinientos. Tu matas uno mío, yo mato quinientos tuyos. Como si se pudiera sumar, restar, multiplicar o dividir vidas. O muertes.

¿Cómo es posible que el Consejo de Seguridad de la ONU no pueda ponerse de acuerdo ni siquiera para pedir el alto el fuego?, ¿Cómo se puede hablar de ganar tiempo para que Israel termine su labor de “limpieza”?, ¿Cómo puede haber tanto silencio complice?, ¿Cómo podemos acostumbrarnos a esas noticias, a esas imágenes, a esas cifras?.

Hace años, frente a estas barbaridades, se producían manifestaciones masivas. Ahora, sólo unos pocos salen a las calles. Otra forma, bastante cómoda, de manifestarse es inundar el espacio virtual de protestas. Mi granito de arena.

Como decía Edmund Burke, “para que triunfe el mal, basta con que los hombres (y las mujeres) de bien no hagan nada”.

Pues eso.

Decimos no,
no a la guerra
que la guerra es mu perra
y si nadie nos quiere echá cuenta,
que mira que la peña
está que revienta
desde Madrid a París
desde Cai a Pekín
la gente en las calles dice que no,
que no,
no a la guerra
que la guerra es mu perra

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