lunes, 23 de mayo de 2011

Análisis poselectorales.

No, no voy a hacer aquí mi análisis de las elecciones. Las haré en mis cauces internos, con mi Alcalde y mi Consejero, en mi Agrupación y en el Partido.
Pero sí quiero reflexionar sobre algunas condiciones de ese debate que, necesariamente, se tiene que producir. Y tiene que ser desde la derrota, clara y contundente. Pero no desde el derrotismo, que según el diccionario, es “la tendencia a propagar el desaliento en el propio país con noticias o ideas pesimistas acerca del resultado de una guerra o, por ext., acerca de cualquier otra empresa.” No desde el desaliento, sí desde la autocrítica, no desde la flagelación, sí desde la sunción de responsabilidades, desde el debate ideológico y pragmático (que no son incompatibles).
Hay una sombra de desconfianza y pérdida de credibilidad que nos cubre a todo lo que huela a socialista. Es la crisis económica, sí, pero sobre todo la gestión que hemos hecho de ella.
No olvidemos que Alemania es la única nación europea que crece y crea empleo, y Angela Merkel pierde municipios (véanse los resultados en Bremen) y en los landers.

Por tanto, radicalidad en el análisis, mesura en las formas, ejecutividad en las decisiones. Y los principios del socialismo, esos que nos marcan, nos distinguen y nos animan, por encima de todo.

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