La renovación del capitalismo y los otros.

Decía la teoría marxista que estudiábamos de muy jóvenes que las contradicciones del sistema capitalista, basada en el cada vez mayor enriquecimiento de unos pocos y la sobreexplotación de muchos, haría que la Revolución fuese inevitable. Teorías que surgían en plena revolución industrialdel siglo XIX, en los entornos de Inglaterra y Alemania, con mano de obra muy intensiva, menores de edad, jornadas tremendas, etc.

El gran error fue no conocer la capacidad de ese sistema de renovarse tras cada crisis, de forma que, al final, no cambian las plusvalías ni quienes las obtienen, pero sí las formas. Múltiples ejemplos hay en la historia económica y social.

Pero esta vez se ha superado. Simplificando, una bestial crisis provocada por la voracidad de unos elementos sin escrúpulos para obtener beneficios sin límites, provoca un fuerte endeudamiento público para sanear los bancos que la provocaron y las consecuencias que han creado y, a continuación, imponen la manera en que hay que salir de la crisis, que es menos Estado, menos bienestar, menos para los de siempre.

Se que estoy simplificando mucho y eso desvirtúa, pero veamos: España tenía una buena situación, tras la crisis de las hipotecas subprime (que lejos queda eso), caen las constructoras y promotoras, hay que sanear a los bancos que prestaban y prestaban alegremente, hay que ayudar a las personas que se quedan en paro (¿O no, Partido Popular?), hay subvencionar la compra de coches para que las empresas sigan produciendo, etc., etc.

Ahora, las mismas agencias que no vieron las trampas siguen dando calificación, los especuladores que ganaron sin límites, apuestan para la caída de los países más débiles (y lo consiguen), y hay que apretar el cinturón a los más débiles.

¿Dónde queda esa nueva regulación que evite las crisis financieras? ¿Dónde queda esa refundación del sistema? ¿Dónde quedan los G20 que iban a tomar medidas?

Al final, los Madoff y Buffett siguen tan ricos o más, Standard and Pool sigue calificando como quiere, y a joderse toca.

Los que se compraron fincas suntuosas en los buenos años, siguen con sus fincas.