Dos asuntos distintos (o no)

Sindicatos.

Dentro de la bestial ofensiva del neoliberalismo que se nos está imponiendo (so riesgo de desaparición del mundo mundial), me preocupan de manera fundamental algunas cosas. Los recortes, las congelaciones, se pueden superar. Pero si perdemos los mecanismos de defensa, las libertades conquistadas, los derechos básicos, eso no se recuperará.

Y observo con mucha preocupación los ataques que se hacen, muy bien orquestados y dirigidos, contra los sindicatos. Basta leer u oír algunos medios de comunicación para comprobarlo. Basta, también, oír al líder de la oposición para confirmarlo. Hay que quitar el peso a los sindicatos, hay que quitar a los liberados, hay que quitar las subvenciones sindicales, hay que debilitarlos. Y, aún más directo, hay que desregularizar la negociación colectiva, hay que ir a pactos individuales…

Toda una campaña de difamación y ruptura de los mecanismos de los trabajadores para conquistar o, al menos, conservar, los derechos básicos.

No renunciemos a eso, no bajemos los brazos. Austeridad, a tope. Apretarse el cinturón, si es necesario, sí. Pero no a los pilares, o nos arrepentiremos. Y no oigo voces claras contra esa política. Voces contundentes, estamos a la defensiva, acomplejados.

Pintadas.

No soy yo quien pueda hablar de las pintadas. Las hice en mi tiempo, y las he sufrido en mi contra, insultantes. Ofensivas.

Pero, como soy atrevido, haré una reflexión. El pasado lunes, mientras corría, vi una pintada que no me gustó nada de nada. Decía algo así como “Nico y Cuqui, poneos a trabajar” No me parece nada bien. Y si proviene de la parte que me supongo, menos me gusta.

Dicho queda.