martes, 18 de mayo de 2010

La Justicia en nuestras carnes


El tremendo asunto de Garzón y el Supremo vuelve a poner de moda a la Justicia, esa que según representan es ciega y equilibrada. Sin entrar en el fondo, del que ya opiné hace algún tiempo, el estado actual es que está suspendido, sin que ningún tribunal le haya condenado.

Es el eterno caso de la llamada pena de banquillo. Denuncia, que algo queda. Lo digo por experiencia. Siendo yo Delegado de Seguridad en el Ayuntamiento de Alcalá, me denunciaron al Juzgado por prevaricación. Durante meses, siendo como era Secretario Provincial de Organización, cada vez que salía una noticia en la que yo intervenía, se decía “……imputado por prevaricación….”, cosa que no fue cierta. En cuanto tocó al Juzgado correspondiente por reparto, recibió la documentación y me tomó declaración, archivó el asunto sin más. Jamás prevariqué, pero solo mereció una pequeña nota (creo recordar que de El Correo, no me apetece rebuscar en mis papeles), diciendo que se había archivado. Como entre la denuncia y la declaración de archivo pasaron meses, pues a sufrir.

Ahora, esas cosas parecen un mundo. Yo las sufrí en solitario. Bueno, algún apoyo tuve y recuerdo.

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