domingo, 18 de septiembre de 2011

Desafío Doñana, otro reto.

Ayer pude completar el Desafío Doñana, en la parte de carrera. 30 kilómetros por la playa del Coto de Doñana. me acompañron en el equipo dos fabulosos trialetas, Illanes y Cuevas, que quedaron los primeros en la categoría. Yo lo empeoré un poco y al final quedamos cuartos. La verdad es que hacía tiempo que no recordaba sufrir tanto en una carrera. Quizás me haya malacostumbrado. Me fue muy bien en la maratón de Ginebra y extraordinariamente bien en la Subida al Veleta. Por eso, afrontaba esta carrera con optimismo, pese a que la última semana he tenido una faringitis, con fiebre y sin entrenar hasta el miercoles y jueves, un poco tarde. Los primeros catorce kilómetros, muy buenos. Arena durita, casi plana la playa, fui a un ritmo bueno, por debajo de 4'45 el km. Pero, a partir de ahi, un infierno. La marea subiendo, mucho tiempo eligiendo entre agua o arena seca, seca de esa playa, centímetros de arena blaquísima. Y sol, mucho sol. Tomé la salida a la 14'40, con viento de poniente, o sea de cara todo el tiempo. Fue una alegría cuando llegué al paseo marítimo, esos dos kilómetros fueron casi un paseo y pude apretar y llegar a buen ritmo. En resumen, esta afición es para sufrir y superar los obstáculos. Por eso, hoy me siento feliz, aunque dolorido. Y quemado. Literalmente. Aunque me puse protector, estoy como un sueco puesto al sol, las piernas como una amapola. Ahora, a descansar de competición. Tres grandes en tres meses es una paliza. Despues de recuperarme, solo entrenar sin objetivos, sin obsesiones, hasta que me vuelvan las ganas, el pique, el sueño de un reto a superar. Y eso, lo sé, no tardará mucho.

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