sábado, 19 de junio de 2010

Cuestión de principios.


A veces, de tanto usarlas, gastamos las palabras. Hacemos que ya no representen lo que originalmente significaban, o al menos, no con tanta fuerza.

Eso pasa con los principios. Hablamos tanto de los principios, que no tardamos demasiado en traicionarlos. me refiero en el sentido que de le da el RAE de " Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta".

Chistes como el de Marx (Groucho), "Esos son mis principios, si no le gustan, los cambio por otros". O esa frase de mi amigo, "Es de principios sólidos, pero no definitivos".

Me viene esta reflexión a la cabeza, tras la noticia de la muerte de José Saramago. A mi parecer, un excelente escritor, no siempre fácil de leer (esa costumbre de no usar apenas punto y aparte), pero que te engancha. A mi me enganchó, tarde, Memorial del Convento, pero luego me bebí toda su obra, y sufrí con el Ensayo sobre la ceguera, reflexioné con La Caverna y reí y pensé con El Evangelio según Jesucristo.

Pero, Saramago, además de todos esos méritos, ha destacado por la fidelidad a sus principios, erróneos o no, pero suyos. Ha sido coherente, no se ha vendido, no ha cambiado, aunque sí ha evolucionado.

Su ejemplo debería cundir, empezando por mí.

1 comentario:

Hotel Escuela Convento Santo Domingo dijo...

Es una lastima que en la politica principalmente y en esta sociedad nuestra en general, los principios que la rigen, se puedan comprar con tanta facilidad, siendo hoy mas seria que nunca una frase tan ironica como la de Groucho.