La otra mirada

La pasada semana se celebró en Alcalá el Encuentro Internacional de Mujeres en el Teatro, en su tercera edición. Tenía el muy acertado título de “La otra mirada”. Sólo tuve la oportunidad de asistir a una representación, que estaba previsto celebrarse en la plaza del Duque, y que por la amenaza de lluvia se hizo en el Teatro Gutiérrez de Alba.

Se llamaba “El Río de la memoria”, que había ya hecho representaciones en el Molino de la Tapada y en la casa de Ibarra. Esta parte se llamaba “Mujeres que caminan” y estaba hecho por mujeres de Alcalá, jóvenes, mayores y bastante mayores. Era el despertar de un pueblo, temprano y ruidoso (incluso para pedir silencio: “Chiquillas ¿Os queréis callar?”), de mujeres que van para su almacén a trabajar, que tienen que despertar temprano a sus hijas para que se queden con la vecina que no trabaja, que llevan su lata con el cisco para tratar de calentar sus manos.

Fue emocionante. Tanto que poca gente quedó sin los ojos al menos empañados. Pensaba en mi madre, que trabajó en el Rancho y en el Doce (no se si también en el Tío Tubo). En las vecinas, cuando ella ya no trabajaba, que salían de sus casas al escuchar el ulular de las sirenas e iban ligeras.

Quedé gratamente sorprendido. Ya en la representación de La Tapada, al llamar a un buen amigo, me contó que era precioso.

Lástima que no haya tenido más difusión, seguro que a muchos alcalareños, y alcalareñas sobre todo, les hubiera gustado enterarse.

Por cierto, en la coordinación estaba un buen alcalareño, con raíces profundas en Alcalá y en el Teatro, David F. Troncoso.

El programa completo, de domingo 5 a domingo 12, incluyó obras de teatro españolas, ecuatorianas, argentinas, peruanas, mexicanas, En fin un placer para los buenos amantes del teatro, y un acto reivindicativo de la imperiosa necesidad de una igualdad real.