El Capital social en Alcalá

Escribía en los años 70 el politólogo Robert Putnam sus teorías sobre lo que denominaba el Capital Social, que no es sino el grado de participación e implicación de la sociedad, de los ciudadanos, en los asuntos que le afectan. Venía a decir, como resumen que "...este “estar juntos”, esta cohesión social y este nuevo comunitarianismo son los elementos de un proyecto en el cual la participación ciudadana es parte de la solución". Así, cuánto más tejido social, más asociaciones y más activas en una sociedad, más democrática y satisfactoria para todos resulta la vida en común.

Alcalá ha sido, y sigue siendo, una ciudad con muchas asociaciones, de muchos tipos y temáticas y, algunas, muy dinámicas e influyentes. Las vecinales tuvieron un papel muy decisivo en la transición democrática, y de hecho las primeras Corporaciones locales se nutrieron de hombres y mujeres curtidos en ellas. Hoy, siguen siendo un referente ineludible en la planificación de la gestión municipal en muchas facetas.

Junto a ellas, han surgido nuevas entidades muy vivas. Me sorprenden siempre muy agradablemente las relacionadas con la salud y con enfermedades, como los diabéticos, del corazón, del cancer, de fibromialgia (los recibí no hace mucho en el Parlamento), Alzheimer, etc. Y tambien las ONG's y de voluntariado social, con una plataforma admirable. O la de Stop Accidentes.

Más recientemente han surgido iniciativas atractivas, aunque quizás poco difundidas, como Foro Oromana, Alcalá, sociedad y cultura y Colectivo Ciudad, que pretenden, cada una de ellas a su manera, dinamizar la sociedad alcalareña.

Sin embargo, y pese a esa realidad constatable, existe la sensación de que esta Ciudad atraviesa un periodo de baja participación, de poca vitalidad social, de exceso de pasotismo generalizado. Una sociedad, cualquiera, es como una persona. Atraviesa en su ritmo vital ciclos más expansivos y otros más cerrados en si mismos.

Acabo de leer en la página del Colectivo Ciudad un recurso muy crítico al nuevo Reglamento del Registro de Asociaciones, aludiendo a su caracter restrictivo. No puedo opinar porque no conozco el texto propuesto, ni recuerdo el que se enmienda, pero me pondré a ello. También sé de la existencia de un Plan de Ciudadanía, que venía en el Programa electoral del PSOE en 2003, y cuyo aspecto más visible es el Senado Popular, que acaba de empezar y es poco conocido. Del resto de ese Plan y sus propuestas lo ignoro todo.

Quizás, o mejor, seguramente, esta atonía puede venir condicionada por el bajo nivel de tensión política, o mejor dicho, partidaria, que atravesamos en nuestra ciudad.

Y su más visible consecuencia - que no la única - es la abstención que venimos registrando en las últimas convocatorias electorales. Malo es para la democracia representantiva que el momento cumbre, el voto, se ejerza en una dimensión reducida.

Trataré en próximas entradas del análisis de los resultados de las últimas elecciones generales y autonómicas.