Un largo viaje por razones de trabajo por las Islas Británicas (Irlanda y Reino Unido)me ha permitido comparar los servicios públicos que se prestan en España y en esos dos países. Y se vuelve a comprobar que, desgraciadamente, se aprecia el valor de lo que tenemos cuando lo perdemos.
Siempre hemos pensado que en Europa los servicios eran envidiables e inalcanzables para nosotros, pobres europeitos del sur, pedigüeños y vagos. Nada más lejos de la realidad.
En Reino Unido tuvieron la experiencia desreguladora, la privatización de servicios y la aplicación neoliberal más descarnada posible. Desde 1979 hasta 1990, Margaret Thatcher aplicó a rajatabla esas máximas que aquí defiende (no siempre en voz alta, aunque a Rajoy se le escapa)el Partido Popular.
¿Cual es el resultado? Reino Unido es de los países más azotados por la crisis, endeudados, con crisis bancaria y pública, y al mismo tiempo, un servicio de trenes lamentables, unos servicios básicos inexistentes y un Estado poco fuerte para garantizar la igualdad.
Y ahora, Camerón aprieta de nuevo las tuercas y Rajoy quiere imitarlo.
¿Aprenderemos a defender lo que tenemos, antes de perderlo y quedanos con el lamento?
jueves, 18 de noviembre de 2010
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