domingo, 22 de febrero de 2009

Montaña, nieve y amistad



Si hace un par de meses contaba mi bautismo en una nevada, ayer fue la inmersión en la nieve de verdad. Ayer tocaba nuestra excursión de montañismo, que estamos convirtiendo en algo permanente, por los ratos tan buenos, divertidos e incluso apasionantes que pasamos.

Nos fuimos para la Sierra de las Nieves, un grupo de ocho amigos. Hacía tiempo que queríamos ir a estos lugares, pero el temor a la nieve caída nos desviaba, con mucho agrado, a la Sierra de Grazalema. Pensamos que ya no habría apenas nieve y a las seis de la mañana salíamos (después de llegar a las doce de la noche del día anterior desde Almería). Algo más de los ocho y media era cuando dejábamos los coches en la zona recreativa de Los Quejigales, para encarar la ascensión al Torrecilla, pasando por la Cañada del Cuerno y el Pilar de Tolox. Magníficos los viejos y los nuevos pinsapos, llegada al Nevero, el Pilón.

Y, para nuestra sorpresa, nieve, mucha nieve. No como en diciembre en el Pico del Reloj, suave nevada. No. Aquí era nieve acumulada, más de medio metro en algunos lugares, dura, resbaladiza, preciosa. Y al llegar a la ladera del Torrecilla, algo realmente impresionante, difícil, complicada. Tanto que yo no me atreví a subir, y a unos trescientos metros del pico me volví.

En el retorno, el sol mandaba, la nieve más blanda nos permitió un retorno trabajoso y precioso. Una experiencia estupenda. Este tipo de actividad realmente te relaja, pues te agota físicamente, te hace estar concentrado en lo que haces, despejar tu mente de otras preocupaciones y pensamientos. En fin, una gozada.

Y amistad. En este mundo, como en las carreras y entrenamientos, se encuentran amigos desinteresados, ayudas en los momentos necesarios, generosidad, risas (bolazos de nieves a traición también). En fin, que si, como dicen, la felicidad es buscar y encontrar momentos felices, a veces los tenemos más cerca de lo que creemos.

Una foto de mi hermano Gonzalo, que muestra claramente la situación de tiempo y nieve que disfrutamos ayer, y otra mía, por no dejar el protagonismo natural de este blog.

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