miércoles, 10 de septiembre de 2008

Mi des-memoria Histórica (II)

Félix Juan Montero me contó que estaba escribiendo un libro sobre las represalias en la Guerra Civil y los damnificados, y que entre ellos se encontraba un hombre que creía que era mi abuelo, José Moreno Jiménez. Me dijo que había nacido, causalmente, en El Viso, aunque toda la familia era de Alcalá, y que tenía un kiosco en la calle La Mina.

Me sorprendió mucho esta información, que yo ignoraba, y fui a hablar con mi padre. Efectivamente, me confirmó todos esos datos y me dijo que ese era mi abuelo.

Cuando se lo confirmé, me dio nuevos datos, y me pidió que le confirmara algunos detalles. Lo remití a mi tío-abuelo Manolo Roldán, que podía recordar algo.

Bueno, se publicó el libro y pude asistir a su presentación. Historias de una venganza es su titulo. Alcalá de Guadaíra, 21 de julio de 1936 es el subtitulo. Cuenta muchas historias, casi todas de venganza. Su presentación fue emotiva, o mejor, emocionante, para muchas personas asistentes.

Mi abuelo era hijo de José Moreno Mejías, organista ciego de la iglesia de San Sebastián. Su suegro, Francisco Roldán, “el naranjito”, era el dueño de la huerta de la Morera, donde está ahora la piscina municipal de San Juan. Allí se reunían los masones en los años 30.

El libro reproduce el interrogatorio a que lo sometió la Guardia Civil. Lo acusaban de participar en los incendios que hubo el día 18 de julio. Él lo negó. Las diligencias de la propia Guardia Civil decían que no participó. Pero el Presidente de la Comisión Gestora, José María González Fernández-Palacios, dijo que sí había participado, que era masón y anarquista.

El Fiscal jurídico militar expresó que según el Alcalde sí participó, pero según la Guardia Civil, no. En consecuencia, que ”había que imponerle una pena de reclusión perpetua a muerte”.

El Consejo de Guerra determinó que cooperó con entusiasmo y decisión en las tareas revolucionarias, y que le era aplicable la circunstancia agravante de “perversidad, enorme transcendencia del hecho y daño con él realizado y peligrosidad social”.

Resultado, le condenaron a muerte. Un año después, se la conmutaron por 30 años de reclusión, y luego, el 7 de mayo de 1943, a 20 años.

Seguiremos.

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