domingo, 10 de julio de 2011

¿Qué ha sido lo mejor de Rubalcaba?

Seguí ayer el discurso de Rubalcaba en You Tube, por la tarde. Y me hizo pensar, por encima incluso de ilusionar. Esta mañana temprano, paseaba por el parque de La Retama y me encontré con un buen amigo, militante y prejubilado, y hablábamos sobre qué nos fata para ese reencuentro con los nuestros, con la gente progresista. Y esta misma mañana, leía la columna de Moisés Naím en El País, “Epidemia de malas ideas”, que recomiendo vivamente leer.

Y de todo eso me viene esta reflexión. Lo mejor ayer de la intervención de Rubalcaba fue que sacudió los falsos clichés que hemos adoptados como inevitables. Rompió esas manidas argumentaciones neoliberales que hacemos propias, impregnadas de un falso realismo, “no se puede hacer otras cosas”. Hizo un discurso claro y didáctico, pero lleno de rupturas, suaves pero rupturas. Desechó esas malas ideas que escribe Moisés.

 Porque, ¿Quién ha dicho que no se puede tocar el sistema electoral, si los ciudadanos cada vez están más alejados de sus representantes? ¿Quién ha dicho que no se puede meter en cintura a los bancos, con los beneficios y sueldos que mantienen? ¿Quién ha dicho que no se puede ser tajante con el copago sanitario, y buscar la eficiencia del sistema sin romper la igual? ¿Quién dice que no se puede restablecer un sistema fiscal progresivo sobre las grandes fortunas y sueldos? ¿Qué se irán a los paraísos fiscales? Acabemos con ellos.

 En definitiva, ¿qué propuso ayer Rubalcaba? Volver a la Política. Que sea la Política, la que controlan los ciudadanos con sus votos y no los “invisibles mercados” la que fije el discurso, las decisiones y las acciones. Unos en la derecha, otros en la izquierda, netamente distintos, y que los ciudadanos decidan. Ninguna idea es mala por sí, sino por lo que hace. Y que se elija, pero con conocimiento. Romper lo inevitable. Es decir, que haya partido, que disputemos las ideas y los proyectos. El campo de juego que marca la derecha es muy estrecho, y como ocurre en el fútbol, cuando un equipo “achica” tanto los espacios, solo se puede jugar al pelotazo. Abramos las bandas, dejemos fluir las ideas, oigamos y hagamos.

Y eso, eso sí, me ilusiona, me apasiona y me pone…

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