domingo, 19 de junio de 2011

La hora de la sociedad

Infórmate.  Si es preciso, usa una brújula y bucea por la red. Ve a las librerías y compra libros. Lee, si no lo has hecho ya, a los premios Nobel Krugman y Stiglitz, a Noami Klein y Susan George y a todos los citados en este libro. Recomienda a otros si encuentras algo que te aporta conocimientos o inquietudes, descúbrenos hallazgos. Haz que destierren de los pupitres de superventas a los autores que manipulan o entontecen. Por la lógica de la oferta y la demanda, si tu quieres y otros muchos quieren, y todos se lo cuentan a otros, acabarán relegados. Eduardo Galeano dijo: “Estoy comprometido con la pasión humana y con la certeza de que somos mucho más que los que nos han dicho que somos.”  Lo somos.

Queremos ser felices. Tenemos derecho a ello. Pero buscando un bienestar social que no hiera la conciencia. Juntos. Serena y firmemente. Toma posesión de ti mismo, hazte cargo de las riendas de tu vida, busca el bien común frente al egoísmo (así es el germen de la verdadera educación). Teje y ayuda a tejer. Avispas, abejorros, moscas, incluso alguna avutarda y reptil quedarán detenidos en la tela. No te quedes solo en casa con tu información. Sal. Comparte. Actúa. Como asegura un proverbio africano, “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo pequeñas cosas, puede cambiar el mundo”.

De Rosa María Artal, en el libro “Reacciona”, capítulo “La sociedad desinformada”.

Que no se estropee. Que no lo estropeen.

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