sábado, 4 de diciembre de 2010

El molino de las Aceñas.






¡Qué verdad es que lo que se tiene se aprecia más cuando se está lejos! Ahora que mis responsabilidades como Consejero Delegado de Turismo y Deporte de Andalucía me tienen casi toda la semana por esas carreteras de esta larga y ancha Andalucía, aprecio más y mejor la riqueza de esta Alcalá nuestra.

He podido pasear por los alrededores del Molino de las Aceñas, y he visto la preciosa obra de restauración del azud (la “zua”) y de los caminos que llegan a él desde Oromana.

Maravillado me he quedado. Son esos recuerdos de niño, cuando mi padre, Curro “el de la Vespa”, nos llevaba a mi hermano Juan Carlos y a mi en esa Vespa a al molino, nos dejaba bañándonos con el Potaje en el río mientras se jugaba unos “julepes” en la cantina.

Pasear en otoño (o en primavera) por ese entorno es una maravilla, exuberante de imágenes, de visiones, de sensaciones.

Acompaño unos fotos de mi móvil, de regular calidad pero muy expresivas para mi

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