domingo, 24 de agosto de 2008

Expo Zaragoza 2008


El pasado fin de semana estuve visitando la Exposición de Zaragoza, dedicada al agua y la importancia que ésta tiene para el equilibrio en el Planeta.

Había escuchado bastante críticas a este evento, pero quería comprobar de forma directa qué era en realidad.

Y he de decir que me gustó bastante. No se puede comparar a la Expo de Sevilla. Ni por tamaño, ni por temática, ni por concepción. La nuestra era Universal, con un tema tan abierto como “La era de los descubrimientos”, y cada expositor construyó su pabellón temático.

La de Zaragoza es más pequeña, la organización ha construido todos los pabellones, en espacios expositivos que luego han ocupado los expositores.

Pero la sensación organizativa fue buena, los pabellones que pudimos visitar estaban muy bien resueltos. Andalucía, que gestionaba mi Consejería, la de Turismo, Comercio y Deporte, tenía un audiovisual precioso; Acciona era un derroche de nuevas tecnologías; Aragón estaba muy bien compuesto; el Acuario, con los cinco ríos como columna vertebral, era curioso. La Torre del Agua, 22 plantas para ver como se desparrama una gota en su centro.

Me pareció extremadamente deprimente el espectáculo sobre el Ebro, pues no terminaba con ningún mensaje positivo o de compromiso.

De estos eventos siempre me quedo con la capacidad de transformación que tienen sobre una Ciudad, y Zaragoza lo ha diseñado pensando en el día después, en su integración en el entorno y la reutilización de todos los espacios.

También la ilusión colectiva que genera, los miles de voluntarios de todas las edades y condiciones que ayudaban, informaban y participaban.

Es la diferencia entre gobernar con participación, con ilusión, con compromiso colectivo, con proyectos compartidos desde su génesis, y gobernar como rutina, construir por megalomanía y crecer por crecer.

Un ocho para Zaragoza. Opinable, claro.

Una foto con la curiosa mascota, Fluvi.

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